Acceso a la Universidad


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APOYO AL INGRESO DE ESTUDIANTES CON EXCELENCIA ACADÉMICA PROVENIENTES DE COLEGIOS Y LICEOS SUBVENCIONADOS O PÚBLICOS

Esta iniciativa, en términos generales, consiste en la bonificación en los puntajes de ingreso de todos los estudiantes provenientes de colegios y liceos subvencionados o públicos que demuestren excelencia académica, medida a través de la concentración de notas de la enseñanza media. La P. Universidad Católica bonificará los puntajes de postulación a todas las carreras de la Universidad de dichos estudiantes, de manera de ampliar el espectro socioeconómico de nuestra comunidad estudiantil. Esto en la lógica de que la Universidad se convierta en un espacio de encuentro, de formación y de desarrollo para todo el país, y no sólo para los privilegiados de siempre.
El último año que se rindió la fenecida Prueba de Aptitud Académica (PAA), hubo un debate bastante fuerte en torno a cómo generar un nuevo mecanismo de medición para determinar quiénes podían tener acceso a la educación superior. Se dijo en su momento, que la PAA no generaba una distribución social equitativa de los cupos universitarios, dando espacio preferente a quienes su situación económica era mejor.
En ese sentido, se puso bastante en el tapete el tema de generar un nuevo modelo de acceso a la universidad que tomara en cuenta otras variables, para asegurar una cobertura más igualitaria entre los estratos sociales. Sin embargo, hemos visto como, en su tercer año de aplicación, la Prueba de Selección Universitaria (PSU) no sólo no ha sido capaz de revertir la antigua situación, sino que incluso la ha acentuado, trayendo consigo una mayor brecha entre el puntaje que obtienen quienes vienen de colegios particulares y quienes provienen de la enseñanza municipal.
Si el año 2002 hubo 100 puntos de diferencia promedio en la PAA entre los estudiantes de colegios privados y los de colegios públicos, este año esa diferencia se acentuó en más de 10 puntos. De forma desglosada entre los tres principales tipos de establecimientos, según datos del Demre, el siguiente fue el promedio por grupo, en la última PSU: colegios particulares pagados obtienen, 584 puntos en la PSU; establecimientos particulares subvencionados, 498 puntos; y escuelas municipalizadas, sólo 474 puntos.
Si nos fijamos en esta última cifra, nos podemos percatar de que el promedio de los estudiantes de éste segmento, que, según se indica en el Mineduc, corresponden a los jóvenes con un origen socioeconómico más bajo, incluyendo a quienes viven en condición de pobreza, ni siquiera pueden acceder a ayudas económicas por parte del Ministerio, porque, como sabrán, se fijó como puntaje mínimo para recibir Crédito Fiscal o Becas los 475 puntos.
Más dramático se torna el análisis, cuando vemos que la media de los egresados de la enseñanza media municipal sólo alcanza a estar en el grupo con posibilidad de postular a las Universidades del Consejo de Rectores por míseros 24 puntos, puesto que el corte está en 450 puntos. Lo paradójico, es que precisamente, la mayoría de los postulantes que están en el rango entre los 450 puntos y los 475 (que pueden ingresar a la universidad, pero no tienen derecho a recibir ayuda socioeconómica) tienen muchísimos problemas para costear la cada vez más cara Educación Superior.
Si entramos a analizar la situación en nuestra Pontificia Universidad Católica de Chile, nos encontramos con que la composición del estudiantado de la admisión 2005 por tipo de establecimiento de procedencia es la siguiente: un 64% de educación particular pagada, un 20% de la particular subvencionada, y sólo un 15% viene de colegios municipales. Lo increíble es que los porcentajes de postulantes por segmento son inversos, dado que, en total, sólo un 15 % de los que rindieron la PSU el año pasado vienen de escuelas particulares pagadas, mientras que los otros dos tipos de establecimientos aportan en conjunto el otro 85 % de quienes rinden la prueba, en proporciones casi iguales (Particular subvencionado 43%, y Municipal 42%).
En términos más concretos, podemos decir que poco más de 24 mil egresados de colegios particulares pagados del país se disputaron el 64 % de los cupos que entregó este año la PUC, mientras que una cifra superior a los 140 mil, se disputó el resto de los asientos de nuestras salas de clase.
Hecho todo este análisis, pueden surgir dos interpretaciones. La primera sería que “esto demuestra que la gente que prefiere entrar a la Universidad Católica, en su mayoría viene de estratos sociales más acomodados”, o, la segunda “en la Católica entran los mejores puntajes del país, y éstos provienen de los segmentos con más recursos”.
Tras estudiar el tema, resulta más plausible lo segundo. Ya se ha dicho que nuestro sistema educativo encierra desigualdades estructurales, donde, lamentablemente, no todos recibimos la misma educación desde el colegio ni en el hogar, por lo tanto no podemos rendir en las mismas condiciones una prueba de ingreso. Si a ellos sumamos que, a diferencia de quienes proceden de escuelas particulares pagadas, la mayoría de los egresados de la educación municipal no tienen recursos para costear un preuniversitario, herramienta bastante efectiva para el entrenamiento de la PAA o de la PSU, la brecha se agranda mucho más.
Soluciones, entonces, al tema de la inequidad no parecen aflorar. Sin embargo hay iniciativas que no han sido muy tomadas en cuenta. Particularmente, levantamos el trabajo de Francisco Javier Gil , especialista en educación de la USACH, quien propone que los estudiantes que son los primeros de su promoción, no debiesen rendir prueba alguna y debiesen tener acceso a la universidad por derecho propio, puesto que ya tendrían probada capacidad de estudio y rendimiento. Funcionando la medición nacional para aquellos que no tuvieron un gran rendimiento en la enseñanza media.
“El buen estudiante pobre hoy no entra a la Universidad porque no tuvo los recursos para costear un preuniversitario. Son 10 mil jóvenes cada año. Y esto también es frustrante para los 10 mil malos estudiantes que obtuvieron buenos puntajes en la P.A.A., porque no podrán responder a la exigencia académica. Y es verdad que las universidades son para un elite, pero no para una elite económica, sino que intelectual. (...) Un estudio hecho por la Fundación Andes en el año 1996 demuestra que los estudiantes con buen rendimiento en el colegio tienen 4 veces ‘más gusto’ y ‘facilidad’ para el estudio. Además leen por interés propio de forma significativamente mayor que otros alumnos. (...) El alumno mediocre del colegio más exigente también va a ser mediocre en el colegio menos exigente porque nadie logra estar entre los mejores de su colegio durante varios años de estudio si no tiene gusto por el estudio. Tu puedes calentar una prueba pero no 500 pruebas. Y si lo haces es porque te gusta estudiar. Nuestra tesis es que si un alumno de colegio pobre tuvo buenos resultados en la enseñanza media, en otro colegio también los habría obtenido. ¿Sabes por qué?. Porque la motivación es decisiva. En mis 20 años de trabajo docente en la USACH te puedo decir responsablemente que el ‘saber’ más o menos no es más importante que la motivación del estudiante por aprender. (...) Los datos disponibles muestran que el mejor alumno de un colegio pobre y el mejor alumno de un colegio rico una vez en la universidad no muestran resultados diferentes atribuibles a su origen socioeconómico. Esto se confirma con experiencias nacionales (becas Juan Gómez Millas) e internacionales (Texas, Estados Unidos). El éxito de un estudiante en su carrera de química no depende de que tenga más o menos conocimientos de química, sino que de la motivación, sentido de responsabilidad, del gusto por la lectura, de su capacidad de síntesis, etcétera”[1].
Ante la clara evidencia de que el rendimiento en la Universidad está más asociado a las capacidades de aprendizaje que al resultado de una prueba de ingreso, como predictor, consideramos que tiene toda lógica el bonificar, como primer paso, a aquellos estudiantes que provienen de la Educación Secundaria Municipal o Subvencionada con antecedentes de excelencia académica. Este tipo de acceso sería mucho más equitativo, para que la Universidad sea de verdad para los mejores, y no sólo para quienes pueden pagarla, y pudieron pagar una buena preparación en Preuniversitarios.

[1] Extracto de la entrevista publicada en www.vpu.cl


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